No me acuerdo muy bien
cuantos besos dejamos en cada esquina
pero imposible olvidarme
de aquel cuarto donde aquella noche subió
la adrenalina
Y se juntaron Rosario y la Capital,
se juntaron el bien y el mal,
se juntaron dos almas en una sola
se juntaron Sabina y Piazzolla.
Se juntó una religión que era puro corazón
con otra que nunca existió,
A cada beso caía una estrella,
cada arañazo calmaba el dolor,
cuando me acuerdo de ella
levanto mi vaso y brindo
adonde quiera que estés
por nuestra canción.
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